TRABAJO REALIZADO POR: ADRIÁN AMADO
Historia: concepto, función y trabajo del historiador.
En este informe se tratará de esclarecer el concepto de historia, la discusión de algunos autores con respecto a si es una ciencia o no, la función que cumple esta en la sociedad y por último cual es la postura que tendrá que tomar un historiador frente a determinados sucesos.
Desde el siglo XIX cuando se elaboró por primera vez una “Ciencia social”, la historia pasó a ser una de las materias en discusión por estar incluida en el grupo de esta. Desde ese momento distintos planteamiento se produjeron, así nos encontramos con los que confirman la hipótesis que es una ciencia, los que no y los creen que se puede hacer una ciencia pero que será distinta a la planteada hasta el momento.
Una de las posturas negativas se podría reducir al siguiente comentario hecho por el filósofo John Searle, “ el dinero, las revoluciones o las guerras son, por ejemplo, fenómenos sociales que nunca podrán ser reducidos a elementos físicos y, por lo tanto, de los que no se podrá hacer ciencia.” Las condiciones y leyes, en el caso de las ciencias sociales, son cuestiones discutidas dado que el hombre le entrega a cada uno de sus actos un significado, contrariamente a lo que se define como ciencia: forma de conocimiento sistemático – explicativo, no contradictorio, fáctico y testificable. Por otro lado las ciencias sociales, por ende Historia, se manifiesta por un modelo de explicación científica denominada intencional, esto hace que se diferencie de otras, así era defendido por Elster,” las explicaciones intencionales se convierten en algún caso en explicaciones basadas en razones”, de esta manera se puede llevar todo el método científico en forma concreta.
La respuesta a estas posturas estarán sujetas a lo que se entienda por ciencia según la profundidad que le den a este concepto y a lo que se entienda por hombre y sociedad.
Siguiendo con distintas problemáticas de esta materia, nos podemos encontrar con otra pregunta no menos importante para esclarecer nuestras dudas, ¿cumple alguna función social la historia?. En cuanto a estas problemática algunos autores como Luis Villoro apuntan a la trascendentalidad del hombre sosteniendo que: “ la historia ofrece a cada individuo la posibilidad de trascender su vida personal en la vida de un grupo” a su vez sostiene que la historia cumple dos funciones, una es la cohesión en el grupo interior y una segunda que refuerza actitudes de defensa y lucha frente a grupos del exterior; tambien nos encontramos con lo dicho por Carlos Pereyra “Organizar el pasado en función del presente esto es lo que se podría denominarse función social de la historia.” Por ultimo citaré a Enrique Florescano, “En tanto que la reconstrucción del pasado es una operación que se hace a partir del presente, los intereses de los hombres que deciden y gobiernan ese presente intervienen en la recuperación del pasado”, el mismo mantiene su postura sosteniendo que la recuperación del pasado no es un hecho científico sino mas que nada político.
Luego de estas aclaraciones podemos entrar en otro interrogante, ¿qué postura tiene que tomar un historiador frente a determinados sucesos históricos cuestionados por la opinión pública?, dos son los posibles caminos por los que este puede transitar: enfrentarse a la opinión publica que espera que los autores de esos hechos sean condenados gracias a que la investigación judicial y el trabajo de distintos organismos no gubernamentales han dejado establecida la existencia de un plan para llevar a cabo los hechos, o por el contrario, someter su investigación a la discusión de la comunidad académica abriendo la posibilidad de su trabajo de historiador profesional exculpe a aquellos que considera culpables.
Para poder meternos en este espinoso tema, primero tendríamos que tener en cuenta que es natural que coexistan dos definiciones, dos maneras de “ver el pasado” sabiendo que se debe a la fragmentación de distintas corrientes en pugna para recuperar el pasado y de esta manera dominar el presente. El historiador tiene que estar ajeno a esta manera de actuar con respecto a su visión histórica, tiene que buscar el sano equilibrio. Distintos autores confirman la idea de que muchos no tienen el equilibrio anteriormente dicho, como es el ejemplo de Julio Arostegui, cuando escribe que uno de los problemas del historiador es la objetividad, que cualquier cosa afirmada acerca la realidad no tendría que estar afectada por los intereses, los deseos, las preferencias o los prejuicios del sujeto que conoce. De esta manera podemos ver innumerables escritos basados en los intereses propios como lo teoriza Enrique Florescano, “En tanto que la reconstrucción del pasado es una operación que se hace a partir del presente, los intereses de los hombres que deciden y gobiernan ese presente intervienen en la recuperación del pasado.” , o en ejemplos diarios como en el juicio donde David Irving (historiador) demandó por difamación a la académica estadounidense Deborath Lipstadt y a su editorial Penguin Books, sosteniendo que se dañaba su reputación como historiador y que esto le acarreaba problemas para ganarse la vida como escritor. La demandada sostenía que era un mentiroso y negador del Holocausto. Sobre este tema escribió un artículo periodístico Eric Hobsbawn muy didáctico en el que deja entrever en sus líneas que gran error cometió la demandada al sostener su postura desde una óptica política y defendida apasionadamente y que a diferencia del demandante no tenía un conocimiento adecuado a como funcionaba el sistema alemán. El autor cierra la nota diciendo “si faltan las pruebas o si los datos son escasos, contradictorios o sospechosos, es imposible desmentir una hipótesis, por improbable que sea.”
BIBLIOGRAFÍA