ESCRITO POR: ADRIAN AMADO
A LA MEMORIA MI QUERIDO VIEJO QUE LUCHO Y FUE PEERSEGUIDO POLITICAMENTE A CONSECUENCIA DE LA RESISTENCIA EN EL FRIGORIFICO.
EN ENERO NO PASA NADA…
¡LAS PELOTAS, LA HUELGA NO SE LEVANTA!
A fines de 1958, el gobierno de Frondizi se olvido de las promesas y del pacto con Perón, la industrialización avanzaba en manos de capitales extranjeros.
La crisis de nuestro país se profundizaba al compás de la posibles privatizaciones y del famoso Plan de Estabilización que le había prometido al siempre bien recordado y querido F.M.I.
Esto impactaba directamente a la clase trabajdora, congelación salarial, despido de la planta de empleados públicos (40.000), además de las privatizaciones en los sectores del petrolero, servicios y también en el sector productivo.
Las clases trabajadoras comenzaron a hacerse sentir, a mediados de 1958, la privatización del Frigorifico Lisandro de La Torre lleno el vaso.
El día 17 el ejército, con tanques, desalojó a los obreros huelguistas de la planta. Cientos fueron encarcelados.
En este matadero, se faenaban mas de un millón y medio de filos de carne vacuna por día sin contar la carne ovina y porcina.
Una vez que se conoció la terrible noticia, los casi 8.000 obreros, comenzaron a prepararse para resistir la medida.
El establecimiento contaba en esos momentos con un sindicato autónomo manejado por la línea dura del peronismo conducido por Sebastián Borro y un excelente cuerpo de delegados que se manejaba por medio de asambleas democráticas.
Tenían un contraproyecto para aumentar la productividad y el rendimiento de la planta mediante la adquisición de maquinaria para la utilización y aprovechamiento del sebo, la cerda, la sangre, las pezuñas, etcétera. Al decir de los trabajadores: "Lo único que no pudimos lograr fue una forma de industrializar el mugido". Tenían además un argumento de hierro para justificar el mantenimiento del establecimiento en manos del Estado: el frigorífico había servido como un enorme freno contra las empresas monopólicas.
El 14 de enero, se sanciona la ley de privatización. Una asamblea de los trabajadores decide la toma y el paro por tiempo indeterminado. Se pide la colaboración de las 62 organizaciones para que convoque a un paro general.
La organización interna de los obreros estaba meticulosamente estudiada, un grupo cuidaría las maquinarias para evitar sabotajes de los infiltrados mandados por los patrones, otro grupo atendería a los animales. Pero esto no bastaba, el rumor de represión por parte del gobierno era moneda corriente. Se dispuso entonces grupos de choque para defender el patrimonio nacional y la fuente de trabajo: se tendría que mantener la caldera caliente para resistir el embate con las mangueras de agua caliente, se largaria la hacienda para atropellar a los represores, desde el segundo y tercer `piso se tirarían rondanas para trabar las orugas de las tanquetas o para pegar de lleno a los invasores. También había grupos externos buscando apoyo en la barriada de Mataderos.
A las pocas horas de iniciada la toma, el frigorífico estaba rodeado por miles de personas en señal de apoyo, estudiantes, vecinos, familiares, comerciantes, todos participarán. La prensa nacional se apostaba en la entrada, ante el portón en el que se cuelga una bandera que reza "En defensa del patrimonio nacional".
Ante la proclama de la huelga, el Comando Nacional de la Resistencia peronista, a través de John William Cook, declaraba: "Los agentes del imperialismo, desde los cargos oficiales, utilizan el monopolio de la propaganda para atribuir a la huela general los móviles más aviesos y las complicidades más absurdas. (...) Esta huelga es política, en el sentido de que obedece a móviles más amplios y trascendentes que un aumento de salarios o una fijación de jornada laboral. Aquí se lucha por el futuro de la clase trabajadora y por el futuro de la nación. Los obreros argentinos no desean ver a su patria sumida en la indignidad colonial, juguete de los designios de los imperialismos en lucha. (...)
Como representante de Frondizi, el jefe de la Policía Federal, el capitán Ezequiel Niceto, negocia con los obreros y les conmina a que reanuden el trabajo. Les sugería además que pensaran en hacer una cooperativa para arrendar el frigorífico. Los obreros rechazan la propuesta. Al día siguiente se comunica la decisión gubernamental: "Si se mantiene la huelga y la ocupación, el Poder Ejecutivo actuará con toda decisión y energía". Los representantes obreros responden: "(...) el gremio ha decretado la huelga en una asamblea, y nosotros, que somos los representantes del gremio, la haremos cumplir hasta que sea derogada la ley". A la medianoche del día 16, el Ministerio de Trabajo declara ilegal el paro y ordena desalojar el establecimiento a las 3 horas del día 17 de enero. Se desencadena la represión.
Los piquetes obreros colocados en cada esquina dan la alarma. A la madrugada, veintidós ómnibus cargados de agentes federales se aproximan al frigorífico. La fuerza represiva sumaba 2.000 hombres. Un tanque militar atropella el portón de la entrada y comienzan los bombazos. Más de 6.000 obreros reunidos alrededor del mástil en el patio de la planta, comienzan a cantar el himno nacional. ("Si en ese momento la gente hubiera tenido algo en la mano no sé lo que hubiera sido capaz de hacer. ¡Realmente era un sentimiento de odio y de bronca! [...] Un ladrillo, cualquier cosa querían tirarle al tanque, cualquier cosa...")
Algunos corren a refugiarse de las balas y gases policiales; otros, cuchillo en mano, se abalanzan contra la policía. Quienes tenían la misión de largar la hacienda lo intentan en vano. "En la huelga de 1948 las largamos y fue una estampida de decenas de miles de cabezas que se llevaba todo por delante, no quedaba nadie, ni policías ni nosotros. En cambio en el 59 salieron, pero al trotecito, y se pusieron a comer el pasto de las veredas: parece que las vacas también habían hecho su experiencia...". Luego de largas horas de una heroica resistencia, los obreros finalmente serán desalojados.
Las 62 Organizaciones, al frente de la CGT, decretan el paro nacional. Sin organizar la medida y sin tomar ninguna precaución, los dirigentes vuelven a sus respectivos sindicatos. Al llegar, uno a uno serán detenidos: la burocracia se quitaba así de encima la responsabilidad de garantizar el paro que había declarado.
Tras el desalojo, el enfrentamiento se trasladó al corazón del barrio de Mataderos. Durante cinco días, militantes, obreros, vecinos y comerciantes se enfrentaron a la policía ¡y al ejército! en feroces batallas con características de insurrección urbana. La clase obrera de la zona se transformó en el dirigente espiritual de la población vecina. Era la industria frigorífica predominante quien gobernaba y ordenaba la existencia misma de todo ese complejo urbano. Los lazos informales de la familia, la vecindad y el lugar de trabajo adquirieron una potente homogeneidad, reforzada en su máxima expresión cuando el Estado y su aparato represivo se aprestó a atacarlos. Estos lazos primarios fueron los que comenzaron de entrada a proveer la seguridad y defensa a los obreros y activistas en un plano que ninguna organización formal podía igualar. El barrio vivió una conmoción: en la calle, ¡con las manos!, se levantaron las vías del tranvía. Se hicieron barricadas arrancando el adoquinado, se derribaron árboles, se acumulaba madera, se prendía fuego. Participaba todo el mundo, los obreros, los militantes, los familiares y los vecinos. Inclusive los comercios se adhirieron, porque era una lucha que le pertenecía a todo Mataderos.
Durante la noche, los propios vecinos, junto a los obreros, cortaban la iluminación para impedir el ingreso de la policía. Los trabajadores de las inmensas fábricas vecinas, Pirelli y Federal, se unieron a los del frigorífico
Finalmente, toda esta enorme energía será desarticulada. El frigorífico será privatizado a mediados de 1960 y entregado a la CAP (Corporación Argentina de Productores de carne), que lo mantendría durante años con suculentos subsidios del Estado.
Pero a pesar de todo, es la única huelga, siiiii, la del glorioso matadero Lisandro de La torre que nunca, escuchen bien CUNPAS, nunca se levantó.
COMPAÑEROS DEL LISSANDRO DE LA TORRE
"En defensa del patrimonio nacional" LA HUELGA NO SE LEVANTA